La tecnología está presente durante cada vez más horas al día entre los más pequeños.
Un estudio publicado por la Unión Europea muestra que los niños entre 2 y 12 años pasan el doble de tiempo delante de una pantalla que jugando en el exterior. El mismo estudio muestra que el 85% de las madres recurre a “las canguros digitales” para entretener a sus hijos. En cierto modo, les estamos enseñando a los más pequeños que tienen acceso a todo lo que puedan imaginar sin ninguna excepción.

Es decir, les enseñamos a los niños que pueden encontrar todo lo que quieran, pero no les decimos que, del mismo modo, otros también pueden encontrarles y saber todo lo que quieran sobre ellos.

En lo que respecta a la educación que los niños reciben en el colegio, pasa lo mismo. Cada vez hay más conexiones a Internet desde el colegio y todas las previsiones indican que el gasto global en tecnología seguirá aumentando por encima de los 17.000 millones de euros que se gastaron en 2015 (último dato disponible). Por ello, es de vital importancia que se dé una integración apropiada de la tecnología en los colegios. No sólo entre los niños, también entre padres y profesores.

Ingeniería social para colegios

Los ataques pueden venir desde cualquier lado. En los colegios en los que todas las tablets no salen nunca de las aulas, existe el riesgo de que un hacker llegue al servidor de la escuela y desde ahí consiga acceso a todos los dispositivos. Para conseguirlo, los cibercriminales se sirven de la “ingeniería social” para inyectar códigos maliciosos con los que hacer ransomware.

Es decir, los piratas pueden secuestrar los equipos de los niños y no desbloqueárselos hasta que accedan a hacer lo que ellos quieran. Aunque tampoco es necesario que les “apaguen” la tablet, en ocasiones solo necesitan extorsionar a un niño con hacer público que ha suspendido una asignatura. Puede ocurrir de todo: desde pedirles que roben dinero a sus padres hasta exigirles fotos suyas o de su entorno.

“Lo ideal sería que al menos una vez al año, todos formasen parte de algún tipo de dinámica en la que tengan que enfrentarse a un ciberataque.”

Todas las personas que forman parte del entorno educativo, ya sean padres, niños y profesores, deben recibir formación continuada sobre los riesgos que hay en Internet. Pero no hablamos de tutoriales ni de circulares que se envían en el colegio. Lo ideal sería que al menos una vez al año, todos formasen parte de algún tipo de dinámica en la que tengan que enfrentarse a un ciberataque”, propone Hervé Lambert, Retail Global Consumer Operations manager de Panda Security.

El riesgo del BYOD

Pero el riesgo es aún mayor en las escuelas en las que se practica el Bring Your Own Device (BYOD. Del inglés, “Trae tu propio dispositivo”). Ya que, al perder control de los equipos, el colegio no puede ofrecer toda la seguridad para cada uno de ellos.

Por esta razón, es imperativo que las escuelas implementen medidas de seguridad para proteger a los niños de los riesgos que hay en Internet. Los directores de los colegios y los responsables de las tecnologías que hay en ellos no deben olvidar la importancia del uso de redes de comunicación seguras dentro de las instituciones.

Llegar a los padres a través de los hijos

La pedofilia o el cyberbullying, tan habituales en los medios de comunicación, son conocidos por todo el mundo. Pero hay otros riesgos que no afectan únicamente a los más pequeños. Sin ir más lejos, los niños suelen navegar desde los equipos de sus padres, con lo que dejan un rastro de que tienen hijos de cierta edad. Si un ciberdelincuente quiere extorsionar a una persona, le resultaría muy fácil hacerlo si conoce los hábitos de sus hijos.

Tenemos que concienciarnos también que es imprescindible y necesario poner medidas de seguridad cuando nuestros hijos navegan en internet. Si en el coche les ponemos un cinturón, cuando van en bici un casco, cuando patinan unas rodilleras…

¿por qué los dejamos tan expuestos en Internet con la cantidad de peligros que hay?