La compañía Meta ofrecerá suscripciones de 9,99 euros (para suscriptores vía web) y 12,99 euros (vía app) de forma que los usuarios ubicados en la Unión Europea puedan usar Instagram o Facebook sin ver anuncios publicitarios.

La propuesta es la solución que Meta ha puesto en práctica para cumplir la nueva normativa comunitaria, que ha entrado en vigor para reducir la capacidad de las plataformas de personalizar los anuncios sin el consentimiento de los usuarios (lo que, por otra parte, es una de las principales fuentes de ingresos de las redes sociales). 

En concreto Meta pretende cumplir las dos principales normativas de la Unión Europea en este sentido: por un lado, el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), que aplica normas de privacidad y seguridad a las grandes tecnológicas; por otra, la reciente Ley de Mercados Digitales (DMA), que se centra en la reducción de lo que se conoce como jardines vallados en las plataformas.

Estos jardines vallados son espacios y sistemas de software en los que el operador o proveedor de servicios tiene control sobre las aplicaciones, contenidos y/o medios, y restringe el acceso a solicitantes o contenidos no aprobados, derivando en un funcionamiento opaco y difícil de controlar. 

Meta busca equilibrio entre publicidad y privacidad

A principios de este año, la agencia de protección de datos de Irlanda impuso a Meta una multa de 390 millones de euros y le comunicó que no podía utilizar la aceptación de los términos de uso como única base jurídica para enviar a los usuarios anuncios basados en su actividad en línea.

Un portavoz de Meta afirmó entonces que la filosofía de la empresa es que los “servicios gratuitos se apoyan en anuncios personalizados”, pero que iban a explorar “opciones para garantizar el cumplimiento con los requisitos normativos en evolución”.

Ahora, al ofrecer la posibilidad de elegir entre un plan gratuito con publicidad y una suscripción de pago, Meta espera poder mantener la esencia de su negocio publicitario.

Se trata de una suscripción no obligatoria: el usuario es libre de elegir si quiere usar los servicios gratis o pagando. Además, es una suscripción distinta a la que te da el estatus de cuenta verificada, porque sólo sirve para no ver anuncios. 

Pero si el usuario decide seguir usando Facebook o Instagram gratis, entonces le estará dando permiso a la plataforma para recopilar los datos de su actividad sus redes sociales, lo que ocurre en todas las webs donde tiene cookies. Esta información es la que se utiliza después para la personalización de los anuncios que aparecen en pantalla.

Cambio de paradigma

En los dispositivos móviles, el precio de una cuenta ascenderá a unos 13 euros, un precio en el que Meta asegura tener en cuenta las comisiones que cobran las tiendas de aplicaciones de Apple y Google.

A modo de comparación, Netflix cobra 7,99 euros por un plan de suscripción básico, mientras que YouTube Premium de Alphabet (matriz de Google) cuesta unos 12 euros y el servicio Premium de Spotify tiene un precio de unos 11 euros.

Si 2022 y 2023 se han convertido en los años en los que los servicios de streaming han cedido cada vez más espacio a la publicidad (y en particular a la publicidad personalizada), el próximo año podría ser un nuevo punto de inflexión para las redes sociales “gratuitas”.

Recientemente la web Android Authority señaló la existencia de un nuevo código fuente dentro de TikTok que indicaba que se estaba probando una cuota de suscripción de 5 dólares al mes, bajo el mismo sistema en el que los usuarios que paguen podrán evitar por completo de los anuncios.

Poco después la red social confirmaba a TechCrunch que la empresa, propiedad de ByteDance, estaba probando una experiencia libre de publicidad en un país de habla inglesa fuera de Estados Unidos, aunque no aclaro la ubicación exacta.