“La cooperación internacional y la concienciación son necesarias para lograr un mundo más seguro”, Daniel Monastersky

La seguridad, en cualquiera de sus dimensiones o ámbitos, es la primera responsabilidad de cualquier Gobierno. En esta era de la hiperconexión e interoperabilidad han surgido nuevos actores y riesgos que han obligado a los Gobiernos a llevar a cabo profundas revisiones y transformaciones en sus políticas de seguridad y defensa. También las empresas buscan la mejor forma de combatir ataques cada vez más frecuentes y complejos, sin dar con la tecla. Nada parece detener a ciberdelincuentes que utilizan métodos cada vez más sofisticados para perpetrar sus ataques. Para Daniel Monastersky, abogado especializado en derecho informático y protección de datos personales: “Todo pasa por el eslabón más vulnerable, que es la persona”. Daniel es Advisory Board Member en el Global Forum on Cyber Expertise (GFCE). En Argentina, su país natal y de residencia, es impulsor y colaborador en la redacción del proyecto de ley para regular el robo de identidad online.

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Daniel Monastersky, abogado especializado en derecho informático y protección de datos personales.

Cómo luchar contra el cibercrimen

En el campo de la seguridad,  “la legislación no es la solución a todo”. Es necesaria la “creación de campañas de concienciación y educación digital desde edades tempranas” para así involucrar a los distintos actores relevantes en el mundo virtual. Según Monastersky, las empresas se ven hoy amenazadas constantemente por robos de información, espionaje industrial y casos de ransomware, modalidad delictiva que ha ido creciendo en estos últimos años. Los recientes ataques de WannaCry y GoldenEye/Petya han puesto  de manifiesto el impacto negativo causado “por un problema del individuo”. A pesar de que se sabía desde hacía mucho tiempo que era necesario parchear el sistema operativo para corregir una vulnerabilidad, “por cuestiones del día a día no se protegió información vital para la empresa y las consecuencias a nivel corporativo fueron tremendas”.

Mafias y ciberdelincuentes son hoy tendencia, desde el punto de vista del derecho informático; unas amenazas que hoy migran al mundo digital al darse cuenta que “los ciberataques son una manera muy fácil de financiarse”. Por esta razón, se recluta también a personas que puedan desarrollar herramientas para atentar contra la seguridad de las empresas y los individuos. En este ámbito, existen medidas a tomar a nivel mundial para luchar contra el cibercrimen. Para Monastersky, “la cooperación internacional es fundamental en este tipo de delitos, porque son transnacionales, y es imprescindible contar con información precisa para resolver el conflicto rápidamente”. Además, es necesario “brindarle mayores presupuestos a las fuerzas de seguridad para que desarrollen sus recursos contra el cibercrimen de una manera mucho más profesional”.

Mediante la generación de campañas de prevención y concienciación, las empresas pueden controlar y manejar su seguridad y reputación. Según el experto, los individuos adquieren una importancia vital en las nuevas dinámicas de seguridad que crea el mundo digital: “Hay que generar espacios para que las personas que están dentro de las empresas, desde los cargos más altos a los más bajos, sepan cuáles son las consecuencias de compartir información en las plataformas digitales que pueda afectar directa o indirectamente a su empresa”. Si no se educa a los empleados sobre conductas digitales, “el daño podría ser enorme”.

¿Está la legislación a la altura de las exigencias de ciberseguridad?

“Ojalá tuviéramos en Latinoamérica leyes de protección de datos como el GDPR de la Unión Europea”. Según Monastersky, el avance en relación a la protección de datos en Europa ha sido monumental, principalmente con la implantación de la General Data Protection Regulation. En Latinoamérica, comenta, no existen este tipo de regulaciones, por lo que muchas empresas no cumplen con los estándares mínimos para proteger los datos de sus clientes y empleados.

Como conclusión, términos como concienciación, trabajo conjunto y cooperación internacional así como formación tanto de empleados como para particulares ganan peso por encima de cualquier tipo de regulación, convirtiéndose en pilares para solventar los problemas de ciberseguridad.

La inexistencia de un ciberespacio común, las normas, certificaciones, la interoperabilidad y la seguridad jurídica son algunos de los principales obstáculos a la hora de la adopción del sistema Cloud Computing en el ámbito corporativo. Un sistema que permite obtener beneficios como la reducción de costos de software, un mejor rendimiento del equipo, el aumento de la fiabilidad de los datos o el acceso universal a los documentos; entre otros.

La solución corporativa de Panda Security, Adaptive Defense 360, forma parte de una plataforma que utiliza la lógica contextual que analiza, categoriza y correlaciona los datos que obtiene sobre las ciberamenazas para proteger de una manera eficaz cumpliendo con la exigente legislación vigente con la GDPR.