En una empresa es bastante complejo hacer entender a todos los trabajadores la importancia que tiene la seguridad. No es definitorio decir que el cibercrimen cuesta al año miles de millones de dólares o que su impacto puede mitigarse con algunas buenas prácticas en la empresa. Y no importa porque si los empleados no están bien formados en seguridad, dichas prácticas no se cumplirán o no se harán con el celo suficiente para ser efectivas. Es necesario entrenarles y hacerles ver la importancia que tienen sus acciones (o su inacción). Y para ello contamos con una herramienta en la que tal vez no habíamos reparado anteriormente: la gamificación.

Gamificar, ¿en qué consiste?

La gamificación o ludificación es un método que emplea diversas técnicas para mejorar el sistema de aprendizaje. Está, naturalmente, asociado con la enseñanza pedagógica en niños, pero cada vez tiene una mayor aplicación en otros campos. Por ejemplo en el de las empresas, donde la gamificación se puede emplear para formar de forma más efectiva a los trabajadores o, incluso, a los clientes. Aunque la gamificación aparece como tal en 2008, lo cierto es que su uso es una característica inherente al aprendizaje humano.

En la gamificación se emplean reglas y mecánicas concretas que han de cumplirse como si de un juego se tratase. Cumplirlas supone una recompensa final asociada a un sistema de niveles y puntos que invitan a continuar acatando dichas reglas. Esto genera una dinámica de juego que ayuda a adquirir una disciplina concreta. También ayuda a una enseñanza más eficiente. Pero, ¿cómo afecta esto a una empresa?

Innovación a través del juego

A pesar de las reticencias existentes en muchas empresas, lo cierto es que la gamificación es un sistema increíblemente efectivo para conseguir que los trabajadores aprendan y sigan unas normas establecidas. Actualmente, gigantes como Ford Motor Company, Deloitte, o PwC, por poner algunos ejemplos, están implementando técnicas de gamificación con excelentes resultados. La gamificación ayuda a mantener a los empleados más implicados, especialmente a los más jóvenes y nuevos talentos, tal y como muestran los estudios. La gamificación, su implementación y su desarrollo, aparece ahora también como un ámbito innovador en el que invertir, un aspecto que trae importantes beneficios a una empresa. Y eso también se aplica a la seguridad.

Cómo gamificar un plan educativo de ciberseguridad 

La gamificación parte de la base de que es necesario educar a los empleados en aspectos tan relevantes para el devenir de una empresa como la ciberseguridad. Por ejemplo, permite a los empleados adquirir las habilidades para identificar una posible brecha de seguridad. También ayudará al departamento de IT a dirigir las líneas de mitigación y prevención de amenazas. Por último, ayudará a crear una “cultura de seguridad” entre los empleados. Por todo ello, hay que diseñar un buen plan de implementación gamificadora.

Para ello, en primer lugar, necesitamos pensar en el contenido que manejamos para hacerlo más asequible. Hay que transformar el lenguaje, el objeto y el formato. Por ejemplo, evitar áridas presentaciones, tecnicismos y flujos ininteligibles: simplificar y centrarnos en lo importante (la acción a llevar a cabo) es la prioridad. Ya explicaremos después su fundamento.

El siguiente punto importante es generar, con esta información, un material con el que interaccionar, así que debemos convertir las acciones últimas en tareas. Y la información que hace falta adquirir también.  ¿Cómo hacerlo? Existen dinámicas basadas en juegos que son un 77% más efectivas que el aprendizaje tradicional y, además, podemos utilizar en casi cualquier contexto.

Por último, todo el proceso no tendrá ningún tipo de repercusión si, finalmente, no generamos una recompensa. Los sistemas de puntuación, los ránkings y el reconocimiento son muy efectivos. También se pueden aderezar las recompensas con incentivos físicos: premios, dinero, oportunidades… Hay que tener cuidado de no descompensar el reconocimiento con respecto al esfuerzo. No debemos olvidar que la gamificación es una herramienta para educar, no un fin en sí mismo. Eso sí, el potencial que tiene a la hora de velar por la seguridad de nuestra empresa es enorme si sabemos emplearlo adecuadamente.