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Tenía que pasar. La última entrega de la popular franquicia de CSI tenía todos los ingredientes para ser poco fiel a la realidad. Si las versiones de Las Vegas, Miami y Nueva York introducían en sus capítulos elementos poco creíbles, ¿qué esperar de ‘CSI: Cyber‘?

En esta ocasión, los protagonistas forman parte de la División de Delitos Cibernéticos del FBI. Así, en la serie, estrenada en España el pasado 5 de marzo, el grupo liderado por la oscarizada Patricia Arquette se encarga de resolver delitos en los que haya un componente informático.

La relación de las otras versiones de CSI con la tecnología nunca fue buena. Tras quince años de ficción, aún sorprenden algunas de las técnicas utilizadas para resolver crímenes. Solo hay que pensar en cómo lograban ampliar imágenes para conseguir verlas con una nitidez espectacular que en la vida real sería mágica.

Al introducir elementos de ciberseguridad en la típica trama de CSI, las cosas no han ido a mejor. Tal y como sospechaban algunos expertos en la materia, la serie tiene detalles suficientes para echarse las manos a la cabeza y, desde luego, no es muy útil a la hora de aprender algo de seguridad informática.

Ver el episodio piloto es suficiente para comprobar que ‘CSI: Cyber‘ distorsiona la realidad del sector. Cuidado porque, a partir de aquí, puedes encontrarte con algún ‘spoiler’ del primer capítulo.

En una de esas escenas del primer capítulo, dos de los expertos revisan código en busca de algo sospechoso y rápidamente lo descubren. Como para no ver el fallo: el código aparece escrito en verde sobre una pantalla negra, salvo la parte en la que el malware está (más bien poco) oculto, que aparece escrita en color rojo.

Además, todo sucede a una velocidad de vértigo. Son capaces de descubrir que el hackeo de una cámara para bebés se basa en una vulnerabilidad del código fuente del fabricante en tan solo media hora de capítulo.

Por si fuera poco, los ciberdelincuentes tienen mentes brillantes y, a la vez, retorcidas. En el primer capítulo, crean una clave de cifrado tan compleja que la necesitan anotar para poder recordarla. ¿Cómo? Tatuándosela en el cuerpo. Lo típico, ¿no?

Ese primer capítulo está sazonado con otros muchos detalles que dejan a los expertos en seguridad informática a la altura del betún. Para empezar, la División de Delitos Cibernéticos del FBI está liderada por una psicóloga (Patricia Arquette) que se dedica a cazar ciberdelincuentes tras una mala experiencia del pasado. Será que ningún experto en la materia era capaz de dirigir esta división…

Es cierto que queda toda una temporada para descubrir si, finalmente, ‘CSI: Cyber‘ trata la seguridad informática desde un prisma algo más realista, pero el comienzo no ha sido nada alentador. Si en tan solo un episodio los expertos logran geolocalizar a los sospechosos a través de una IP (algo que quizás unos buenos ciberdelincuentes no permitirían) o hackeando una Xbox, ¿qué más nos espera?

Lo que sí que podemos ir aprendiendo de la serie es que Internet de las cosas, tan útil para monitorizar todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida, conlleva ciertos riesgos. Si algo se conecta a la Red, es potencialmente vulnerable. Cualquier cosa: la cámara con la que vigilas a tu hijo, el termostato de tu casa o tu cepillo de dientes.