plano de cirulación

El móvil, el reloj y mil aparatos de tu casa. Cada día encontramos más objetos de nuestra vida cotidiana conectados. Pero Internet de las Cosas también va sobre ruedas: los coches del mañana no serán vehículos voladores como nos anunciaron las películas de ciencia ficción, sino que su futuro pasa por la Red.

De esta forma, los coches se conectarán entre sí para compartir información y, además, estarán conectados a las infraestructuras para obtener datos de interés en tiempo real.

Si la próxima revolución automovilística llegará de la mano de las conexiones ‘Car to Car‘ (C2C) y ‘Car to Infraestructure’ (C2I), los fabricantes de coches necesitarán contar con un ejército de expertos en ciberseguridad que blinden los coches del futuro. Si pueden conectarse, también serán vulnerables ante los ciberataques.

car to car

Por ahora, los vehículos inteligentes que ya se comercializan no parecen tener en la ciberseguridad uno de sus puntos fuertes. Sin ir más lejos, un niño de 14 años logró acceder de forma inalámbrica al cerebro de uno de uno de estos coches con la simple ayuda de un circuito que compró por 15 dólares (algo más de 13 euros).

Esta hazaña tuvo lugar en una ‘hackaton‘ organizada hace tan solo unas semanas por Delphi, una compañía estadounidense que fabrica sistemas electrónicos para los medios de transporte.

En ella, los participantes – estudiantes en su mayoría – demostraron que los vehículos inteligentes no son inmunes a los ataques informáticos. Así, se comprobó que algunos de estos vehículos pueden ser abiertos (o incluso puestos en marcha) aunque estén cerrados con llave.

Coches conectados a Internet

Los coches del futuro se situarían en el centro de la diana de los ciberdelincuentes, ya que no solo se podrían provocar una gran cantidad de accidentes. Manipulando el cerebro de estos vehículos se podrán robar sin necesidad de romper lunas y hacer ‘puentes’ a la vieja usanza. La vulnerabilidad de estos coches permitiría robar grandes cantidades de información y generar el caos en las ciudades.

accidente car to car

Los sistemas ‘C2C‘ y ‘C2I‘ permitirán que los vehículos compartan constantemente información: frenadas bruscas, averías, atascos o duración de los semáforos serían algunos de los datos que podrían circular en redes inalámbricas de corto alcance o, simplemente, a través de la conexión a Internet del coche.

Así, un ciberataque podría convertir a uno de estos coches inteligentes en la puerta de entrada a cualquier red de información conectada con los vehículos, desde la red eléctrica hasta el sistema utilizado por la policía o la red de semáforos de una ciudad.

La solución pasa porque los fabricantes de vehículos inteligentes tengan en cuenta también la seguridad y desarrollen sistemas que detecten qué coches han sido hackeados para aislarlos del resto de la red.

Propuestas hay muchas: instalación de chips de seguridad, de las tarjetas de crédito, la creación de nuevo software o, incluso, de un hardware que permita la conexión segura de los vehículos.