Atrás han quedado los tiempos en los que al ciudadano medio le producía desconfianza hacer cualquier tipo de transacción económica de manera online. Con el paso de los años, por suerte, el comercio electrónico y la actividad económica -banca online- en internet no han dejado de aumentar.

Sin embargo, aún sigue habiendo ciertos escollos. Si bien los usuarios se han acostumbrado a comprar por internet, hay un tipo de operaciones económicas digitales que aún está sufriendo ciertos retrasos por las dudas de mucha gente: las relativas a la banca online.

El 45%, preocupados por la ciberseguridad

Así lo evidencia el estudio Payments fraud and control survey report, elaborado por JP Morgan Chase. Según el informe, que elabora sus conclusiones tras encuestar a directivos de todo tipo de compañías de Estados Unidos, el 45% de dichos ejecutivos muestran ciertas dudas frente a los posibles riesgos de ciberseguridad que pueden afectar a las operaciones de banca online o de pagos B2B. Ese es, de hecho, el principal motivo por los que su uso de este tipo de plataformas no está creciendo tanto como en principio cabría esperar.

Podríamos hablar de una tecnofobia injustificada por parte de estos profesionales, pero lo cierto es que la mayoría de ellos tienen ciertos motivos para mostrarse desconfiados. Y es que, según revela el estudio, el 77% de los encuestados han sido víctimas de la famosa estafa BEC o fraude del CEO, una práctica ilegal en la que un empleado que puede ejecutar movimientos económicos dentro de su empresa recibe un correo electrónico de uno de sus directivos, que le pide hacer una transacción de manera urgente. Se trata de un fraude, ya que el remitente de dicho correo es alguien ajeno a la empresa, pero cuando el empleado se dé cuenta ya será tarde. La práctica es tan ilegal como exitosa: de hecho, las estafas BEC se han convertido en el ciberdelito más lucrativo de 2017.

Los encuestados, en definitiva, lo tienen claro: les gustaría usar cada vez más los servicios de banca online y las plataformas de B2B, pero les preocupa la ciberseguridad  financiera y de los pagos que vayan a realizar.

La clave: políticas y soluciones de ciberseguridad

Ante este problema no cabe quedarse de brazos cruzados ni esperar a que se acabe solucionando por sí mismo. Por tanto, las entidades financieras y plataformas de transacciones económicas online deben garantizar a sus potenciales clientes la confianza que necesitan para aumentar la adopción de sus servicios.

Para ello, deben apostar por la ciberseguridad empresarial de sus compañías, principalmente en tres sentidos:

1.- Estrategia. Las compañías deben poner la ciberseguridad empresarial en uno de sus ejes estratégicos de la compañía. No se trata de que la seguridad informática sea un complemento necesario, sino de que esté integrado dentro de los puntos esenciales del modelo de negocio.

2.- Política. Las corporaciones también deben instaurar unas políticas de ciberseguridad. Estas políticas no solo deben afectar al funcionamiento técnico de la compañía, sino que también tienen que llegar a sus propios empleados, que deben tener conciencia de la necesidad de que la seguridad nunca se vea afectada.

3.- Soluciones. Por último, toda compañía, independientemente de su sector e incluso de su propio tamaño, debe adoptar e implementar soluciones de ciberseguridad para mejorar la fiabilidad de su sistema. Para ello puede recurrir a empresas externas especializadas en ciberseguridad que sepan establecer una línea de seguridad para evitar que se produzcan problemas de todo tipo.

Una de ellas es Panda Adaptive Defense, la solución de ciberseguridad empresarial de Panda Security, que actúa tanto de manera preventiva como reactiva. La solución se encarga de monitorizar todos los movimientos dentro del sistema de la compañía y detectar las potenciales brechas de ciberseguridad, con lo que incluso es capaz de prevenir ciberataques antes de que se produzcan y adelantarse a  ellos. Además, también protege la seguridad informática de la empresa tras una posible intrusión, minimizando y eliminando, de este modo, los potenciales daños.

Y es que, a día de hoy, entre todos hemos conseguido que el usuario medio haya dejado de desconfiar de las transacciones económicas hechas a través de internet, así que ahora la pelota está en el tejado de las empresas, que deben devolverle la confianza al usuario proporcionándole sistemas informáticos seguros y a prueba de ciberataques. Y los bancos deben ser los primeros en asegurar la ciberseguridad financiera en todas sus operaciones.