Desde que en 2011 se aprobara el juego online y en 2012 se concedieran las primeras licencias, las apuestas deportivas han vivido un auténtico boom. No sólo han aparecido numerosas páginas web desde las que jugar, sino que también se han ido abriendo locales de apuestas en las calles de muchas ciudades de España, con la polémica que eso ha supuesto en muchos barrios. El problema es que cuanto más accesibles son, mayor es el riesgo de desarrollar adicción y ludopatía. Además, sin un control sobre los usuarios, también proliferan las estafas y el acceso de menores a una espiral de apuestas y adicciones sin control.

Aunque en los locales físicos la entrada a los menores está prohibida, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) pudo comprobar en un estudio presentado a finales de 2018 que los controles de acceso son insuficientes. Dos adolescentes visitaron 36 locales situados en seis ciudades españolas distintas. En 15 de ellos, pudieron acceder sin ningún impedimento y en seis de ellos llegaron a participar de las apuestas.

Un experimento que se repitió en casas de apuestas online, donde el Sistema de Verificación de Identidad basado en datos del Ministerio del Interior sí les impidió el acceso, aunque desde la OCU avisan que usando la identidad de un mayor de edad (padres o hermanos), algo relativamente fácil de conseguir para un menor, podría acceder sin problemas.

Evitar el acceso de menores a las casas de apuestas

Los datos sobre ludopatía en adolescentes españoles son alarmantes, a pesar de que España es uno de los cinco países europeos que muestra una incidencia más baja de ludopatía en Europa (un 0,3%), tal y como muestra el estudio Juego y Sociedad 2020 (realizado por la Universidad Carlos III de Madrid para CEJUEGO -Consejo Empresarial del Juego-).

Sin ir más lejos, alrededor de un 10,3% de jóvenes de entre 14 y 18 años jugaron con dinero online entre 2018 y 2019, mientras que con dinero físico un 22,7%. Así lo muestra la última encuesta realizada por ESTUDES (Encuesta Estatal sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias), enmarcada en el Plan Nacional contra la Droga.

Algunas empresas como Biocryptology han propuesto soluciones basadas en la recopilación e identificación de datos biométricos para evitar el acceso a los menores de edad a las casas de apuestas, tanto online como físicas: a través de una aplicación se pide al jugador el DNI, pasaporte o carnet de conducir, que se verificará con las autoridades pertinentes, como exige la legislación vigente en este sector.

Un 10,3% de jóvenes de entre 14 y 18 años apostaron con dinero online entre 2018 y 2019

Entonces, la app pedirá al usuario fotos con la cámara frontal desde diferentes ángulos para garantizar que es la misma persona que la que aparece en la identificación presentada. El último paso requiere registrar y asociar a una cuenta el reconocimiento facial y dactilar, que será exigido para cualquier operación en las casas de apuestas. De esta forma, aunque el menor haya registrado una documentación falsa de algún adulto, le será imposible realizar cualquier apuesta.

Ciberludopatía

En las casas de apuestas online la fidelización y perpetuidad de los usuarios se logra con técnicas de neuromarketing agresivo, que aluden a mecanismos psicológicos que pueden llegar a condicionar a las personas.

Algunas de estas estrategias son: un incentivo económico por registrarse con el que empezar a apostar, la falta de un filtro fiable de que la persona que accede es la misma de la documentación presentada (para evitar menores accediendo con el DNI de un progenitor) y gratificaciones por objetivos o tiempo de permanencia. Todo un arsenal que pueden pillar desprevenido al usuario y hacer que apueste más de lo que tenía pensado.

Investigaciones como las de la Unidad de Juego Patológico en el Hospital de Bellvitge (Barcelona) alertan del aumento de las personas adictas al ciberjuego. Igualmente, desde la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar), inciden en la prevención sobre todo en edades tempranas y en las casas de apuestas online, ya que la adicción bajo estas variables digitales puede desarrollarse en menos tiempo.

En concreto, el juego virtual genera una adicción más rápida. Desde Forum Terapeutic Madrid, un centro especializado en adicciones, estiman que tan solo se necesitan dos años para desarrollar una adicción en el entorno digital. Mientras que, en presencial, el proceso llevaría alrededor de cinco años. Esto se debe a los mecanismos fisiopatológicos anteriormente citados, la accesibilidad e inmediatez, además de la inexistencia de un control externo del estímulo del juego en el cerebro. Por eso, si se decide apostar y jugar en Internet, que sea siempre con responsabilidad, siendo consciente y controlando los límites de dinero que se quieren destinar a ese fin.

Estafas a través de redes sociales

“Empecé con 30€ y acabé con 1.040€”. Con esta frase varios influencers trataron de captar clientes para casas de apuestas online de forma encubierta, sin avisar de que se trataba de publicidad y haciéndola pasar como un testimonio personal. Entre los perfiles en donde se observó este esquema, están influencers tan polémicos como Marina Yers, con más de 1.5 millones de seguidores, y personalidades televisivas como James Lover (La Isla de las Tentaciones) con 1,1 millones. Además de cuentas de humor y memes que suman más de un millón de seguidores cada una.

Este tipo de publicidad es ilegal, teniendo en cuenta que, desde octubre de 2019, hay un marco restrictivo sobre qué comprende publicidad en redes sociales que especifica que los anuncios deben señalarse como tal. Además de esta regulación, Consumo también ha prohibido los anuncios de apuestas en horario diurno, sea cual sea la fuente, con el fin de prevenir que los menores accedan a las apuestas deportivas, entre otras cosas.

Estafas a través de grupos de Telegram

A través de mensajes directos en distintas redes sociales, o perfiles con un gran número de seguidores, se publicitan grupos de Telegram que prometen pronosticar resultados deportivos para ganar dinero rápidamente en casas de apuestas online. Como si se tratara de la película The Pelayos, estos captadores afirman ser conocedores de información privilegiada o trucos desconocidos con los que ganar dinero. Explican haber empezado el grupo con familiares y amigos, brindando la oportunidad al usuario de operar junto a ellos.

Se hacen pasar por tipsters u ojeadores que estudian los encuentros deportivos pasados para pronosticar los futuros y venden su asesoramiento, pero la realidad es que muchos de ellos solo pretenden quedarse con el dinero de usuarios incautos. “Estos canales de Telegram que sirven de escaparate llenándose de fotos de coches de lujo o cenas en restaurantes caros, tienen dos formas de operar. Pueden pedir al usuario directamente el dinero para apostar en su nombre o facilitan un link a una casa de apuestas sin licencia en España en la que ingresar el dinero”, advierte Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.

Entonces, el supuesto tipster dice al usuario que ha conseguido multiplicar el dinero, pero por un error en la web que ha bloqueado, necesita pagar de nuevo con el fin de desbloquearla. Por eso, desde la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) recomiendan que a la hora de apostar en Internet se haga siempre en operadores habilitados y con licencia en España, que cuentan con el distintivo Juego Seguro y habitualmente operan con un dominio .es.

“La educación en el uso responsable de todo lo que ofrece Internet es clave para impedir o prevenir casos de ciberludopatía en adultos y el acceso de menores a las casas de apuestas”, argumenta Hervé Lambert. La responsabilidad recae también sobre los operadores y su publicidad, que ha de ser clara con los términos y evitar fórmulas como la del dinero fácil y rápido.

Como usuario, desconfiar de cualquier tipo de inversión que se ofrezca a través de redes sociales es clave para no verse envuelto en una estafa. Al igual que comprobar que la casa de apuestas online a la que se está accediendo cuenta con licencia en España, lo que asegura poder reclamar ante cualquier tipo de incidencia con el dinero depositado y además, ofrece una total garantía en la protección de datos personales.