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La actual economía digital gira en torno a los datos. Ceder los nuestros es el precio que pagamos por registrarnos de forma gratuita en múltiples servicios de internet, pues las empresas que los prestan emplean esa información personal para afinar la publicidad por la que pagan sus auténticos clientes: los anunciantes.

Los datos son el petróleo de internet y, al contrario de lo que sucede con esta limitada fuente de energía, su cantidad se incrementa cada día. En 2013, se publicó que el 90% de los datos del mundo se habían generado en los dos años precedentes, es decir, entre 2011 y 2012. La tendencia no ha cambiado desde entonces. Así las cosas, es sencillo deducir que las empresas y países que controlen dichos datos tendrán, igual que con el petróleo, un recurso muy valioso en sus manos.

El 90% de los datos que había en el mundo en 2013 se habían generado entre 2011 y 2012

Ahora bien, ¿dónde se guarda mayor cantidad de ese oro negro de la era digital? Por ahora, la partida la gana, y con mucho, Estados Unidos. El 63,5 % de los servicios comprobados por el jurista Jorge Morell, experto en términos y condiciones de este tipo de empresas, almacenan sus datos en el país de las barras y estrellas.

Muy lejos, con el 1,9 %, parece que Europa no ha sabido subirse al carro del negocio de los datos, por lo que la supremacía estadounidense en el mercado digital parece ir para largo.

Entrando en detalle, lo cierto es que el 58 % de las webs más visitadas en un país como España, origen de la investigación de Morell, no dicen nada sobre los lugares donde se almacenan los datos personales de sus usuarios. Hasta el momento no tienen obligación de hacerlo, así que muchas dan la callada por respuesta en sus términos y condiciones.

Entre los que sí se pronuncia, el claro dominador vuelve a ser Estados Unidos (36 % de los servicios analizados), aunque rara vez resulta mencionado como único destino de la información. La coletilla “y otros países” sale a colación en numerosas ocasiones, así como Canadá, China o la poco concreta localización “Fuera del Espacio Económico Europeo (EEE)”.

Cuando los datos cruzan el charco, en virtud de acuerdos con Safe Harbor o Privacy Shield, las empresas están legalmente obligadas a indicarlo, de ahí que sean las compañías nacionales las que más omiten dicha información.

Sin embargo, la exigencia de indicar abiertamente cuál es el país donde se guardan los detalles desvelados por los usuarios está a punto de hacerse extensiva a todas esas páginas que hasta ahora han mantenido el secreto. El nuevo Reglamento General de Protección de Datos, que a partir de mayo de 2018 tendrán que cumplir todos los países de la Unión Europea) obligará a las empresas que operen en el Viejo Continente a revelar el paradero de la información personal de sus usuarios, ya sean particulares o empresas.

Así las cosas, pronto podremos contestar a la pregunta ‘¿dónde guardan nuestros datos las aplicaciones más famosas?’ con un mayor grado de certeza. Por ahora, sabemos sin lugar a dudas que en buena parte de los casos los datos de las compañías y particulares acaban o pasan por Estados Unidos en algún momento de su recorrido por la Red.