buzon

Corría el año 2004 y Bill Gates se atrevía a pronosticar que la muerte del spam estaba a la vuelta de la esquina. Según él, el correo no deseado dejaría de ser un problema en tan solo dos años. En 2006 nada había cambiado.

Once años después de aquella fallida predicción, el spam sigue inundando nuestras bandejas de correo electrónico, en las que aparecen a diario cantidades ingentes de emails en idiomas desconocidos (o malas traducciones al castellano) con información comercial que no hemos solicitado.

Sin embargo, hay un lugar donde se lucha contra este problema y, sorprendentemente, está ganando la batalla. Se trata de Canadá, que intenta erradicar el spam a golpe de ley.

En julio se cumplirá un año desde que entrara en vigor la legislación canadiense ‘anti-spam’ (CASL por sus siglas en inglés) y sus resultados parecen ser más que positivos: según un informe, en estos diez meses, el spam recibido por los internautas canadienses ha descendido un 37%.

De hecho, los datos van más allá: el total de correos electrónicos recibidos por los canadienses cada mes también ha caído un 29% a causa de la reducción del correo no deseado.

Canada

No obstante, el problema está lejos de solucionarse. La CASL lucha directamente contra el spam enviado desde Canadá, pero no puede hacer mucho contra los correos no deseados que los internautas canadienses reciben desde otros países. No hablamos de príncipes nigerianos o cazafortunas rusas: el 53% del spam que llega a Canadá procede de Estados Unidos.

Una ley para acabar con el spam

La CASL lucha contra el spam marcando tres requisitos para enviar correos comerciales e imponiendo sustanciosas  multas a cualquier persona o empresa que incumpla las siguientes condiciones:

  1. Tener el consentimiento explícito del destinatario para enviarle correos electrónicos con fines comerciales.
  2. Identificar a la persona o empresa que envía el correo, incluyendo su dirección, número de teléfono y correo electrónico.
  3. Incluir una opción que permita al destinatario darse de baja del envío de correos en cualquier momento.

Las compañías canadienses que no sigan a rajatabla estos criterios pueden ser sancionadas con multas como la que ya ha tenido que afrontar Compu-Finder, una empresa que, tras originar el 26% de las quejas por spam, fue sancionada con más de un millón de dólares canadienses (más de 700.000 euros).

Canadá ha dejado claro que se pueden hacer cosas por limpiar la bandeja de entrada de los internautas, pero también que, sin una legislación global, el problema nunca llegará a desaparecer.