Los tokens no fungibles (TNF o NFT por sus siglas en inglés) son archivos únicos, registrados en un sistema blockchain que permite verificar la propiedad de una obra digital. De esta forma, el comprador de dicha obra obtiene derechos exclusivos para exhibirla, un activo que tiene la posibilidad de revender más adelante.

La popularidad de esta tecnología se ha disparado en los últimos meses: recientemente un collage de Mike Winkelmann, un artista digital conocido como Beeple, se ha vendido como TNF en la casa de subastas Christie’s por 69 millones de dólares. Poco antes un vídeo de 10 segundos del mismo autor fue subastado por 6,6 millones. Varios factores explican por qué el trabajo de Beeple se ha revalorizado tanto; por un lado, el artista ha desarrollado una gran base de fans, con unos 2,5 millones de seguidores en redes sociales, al mismo tiempo, los TNF han vivido un espectacular boom, ya que muchos los consideran el medio ideal para adquirir y vender arte digital de cara al futuro.

En realidad un TNF puede ser cualquier objeto digital (dibujos, música, gifs…). Por ejemplo, una flor digital se ha vendido recientemente por 20.000 dólares, un vídeo en bucle por 26.128 y un clip de LeBron James 99.999. La artista Grimes, por su parte, acaba de vender en una subasta varias obras digitales por valor de unos 6 millones de dólares.

Derechos y reproducción

Si bien en teoría un archivo digital se puede copiar tantas veces como se quiera, los TNF están diseñados para ofrecer algo intransferible: la propiedad de la obra (aunque el artista puede seguir conservando ciertos derechos de autor y de reproducción, al igual que pasa con las obras de arte físicas). De hecho, los defensores de los TNF sostienen que el sistema es análogo al del arte clásico: cualquiera puede comprar una reproducción de un grabado de Monet o Van Gogh, pero sólo una persona puede poseer el original.

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Desde el punto de vista de los artistas, los TNF tienen una función que se puede activar y que asegura el pago de unos derechos de autor cada vez que la obra cambie de manos. Eso implica que si se vuelve inmensamente popular y su valor se dispara, parte de ese beneficio repercutirá sobre su creador y no sólo su propietario. Cada TNF es un token único en blockchain, pero no tiene por qué ser un único objeto; puede haber varias versiones oficiales, en un número determinado de copias o en edición limitada.

Seguridad blockchain

Al igual que las criptomonedas, los TNF se almacenan en carteras digitales (aunque hay que tener en cuenta que el monedero tiene que ser específicamente compatible). Parte del atractivo de blockchain es que almacena un registro de cada transacción, lo que hace que sea más difícil de robar que, por ejemplo, un cuadro colgado en un museo.

Dicho esto, ningún sistema es completamente seguro, las criptomonedas han sido robadas antes y la seguridad de un monedero electrónico reposa también de su propietario (las contraseña se pierden, por ejemplo). Actualmente la mayoría de los TNF forman parte de la blockchain de Ethereum, de manera que es necesario disponer de un monedero electrónico compatible para conseguirlos. Aunque los TNF almacenan información extra que los hace funcionar de forma ligeramente diferente a la de las divisas.

Está habiendo también algunos intentos de conectar TNF a objetos del mundo real, a menudo como una especie de método de verificación; por ejemplo Nike ha patentado un método para verificar la autenticidad de las zapatillas mediante un sistema de TNF, al que llama CryptoKicks.