A finales de mayo Bitcoin se desplomó a sus valores mínimos en meses, con una caída que dejó su cotización alrededor de los 30.000 dólares. Eso supone un espectacular retroceso teniendo en cuenta que la criptodivisa no había dejado de subir desde la segunda mitad del año pasado, con un techo de más de 63.000 dólares en abril. Los expertos atribuyen esta situación a una debilidad, tal vez momentánea, producto del rechazo que las criptomonedas están suscitando en las últimas semanas, que se suman a las incertidumbres regulatorias y de la volatilidad inherente a este sector.

El dramático retroceso de bitcoin y de otras criptodivisas se produce después de las declaraciones de Elon Musk, que anunció hace unas semanas en su cuenta de Twitter que Tesla dejaría de aceptar el bitcoin como forma de pago. Musk, que había sido uno de los paladines del sector, citó entonces preocupaciones medioambientales, aunque matizó que Tesla no vendería por el momento su actual participación en bitcoin.

Además, bitcoin y sus activos relacionados también han sido objeto de un mayor escrutinio por parte de organismos reguladores de todo el mundo, a medida que se han ido convirtiendo en una parte más importante de los mercados financieros. China, que está desarrollando su propia criptodivisa controlada por el gobierno, ha reforzado sus normas contra otras monedas digitales, prohibiendo a las empresas financieras prestar servicios para el comercio de estos activos. En Estados Unidos, el recién nombrado presidente de la Comisión de Valores y Bolsa, Gary Gensler, declaraba a principios de mayo que creía necesaria una mayor protección del consumidor en los mercados de criptomonedas, aunque opina que, en líneas generales, los reguladores deben ser “neutrales desde el punto de vista tecnológico”.

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Por otro lado, un informe reciente de JPMorgan afirma (basándose en futuros contratos) que los inversores institucionales están alejándose de bitcoin y volviendo a activos más tradicionales, como el oro. El bitcoin había venido ganando enteros como posible sustituto del metal como depósito de valor pero en los últimos meses este avance ha sido puesto en tela de juicio por inversores tanto públicas como privadas. El exministro de Economía español y actual vicepresidente del Banco Central Europeo Luis de Guindos lo resumía en declaraciones a Bloomberg afirmando que se trata de “un activo con fundamentales muy débiles y que estará sujeto a mucha volatilidad”.

Crecimiento desde septiembre

El precio del bitcoin había subido más de un 200% desde septiembre, producto de un espectacular repunte provocado por actores privados que parecían abrazar la criptodivisa. Precisamente Elon Musk fue uno de los instigadores del crecimiento de principios de año, cuando anunció su intención de comprar más de 1.000 millones de dólares para la caja de Tesla. En paralelo varias empresas de pagos declararon que estaban mejorando sus capacidades para realizar más operaciones con cripto, y los principales bancos de Wall Street comenzaron a trabajar en equipos de comercio de cripto para sus clientes.

Coinbase, una de las principales empresas de intercambio de divisas digitales, salió a bolsa mediante una cotización directa a mediados de abril y subió por encima de los 400 dólares poco después de su primera operación el día 14. Sin embargo, en las últimas semanas también ha cedido rápidamente esas ganancias y bajado hasta cerca de los 220 dólares por acción. Ether, la principal moneda de la red de blockchain, también ha caído con fuerza hasta situarse por momentos por debajo de los 2.000 dólares, lo que supone una caída de más del 40% en menos de 24 horas en relación a valores anteriores.