sextorsion

El ‘sexting‘ puede afectar a tu empresa. Aunque, en principio, parezca haber poca relación entre el intercambio de fotos íntimas entre dos personas y el mundo laboral, lo cierto es que, en su peor versión, puede desencadenar una verdadera crisis empresarial.

Todo se debe a la llamada sextorsión. Este chantaje, realizado por alguien con quien hemos compartido imágenes comprometidas, tiene distintos fines: más imágenes, dinero, sexo o incluso información confidencial. Todo a cambio de no hacer públicas las imágenes y hundir la reputación de la víctima.

La sextorsión puede afectar de distintas formas a una empresa. Por una parte, el impacto personal del trabajador que está sufriendo este tipo de chantaje puede generar una crisis empresarial que llegue a afectar a la marca de la compañía, pero no solo eso. El extorsionador puede llegar a pedir información confidencial de la firma para la que trabaja su víctima a cambio de no hacer públicas las fotografías, por lo que la compañía puede estar también en peligro.

Sextorsión en cuatro fases

Tal y como explica la experta en reputación online Selva Orejón, la sextorsión se produce en cuatro fases ante las que cualquier víctima debe estar alerta para no caer en las redes del chantajista.

  1. El ciberdelincuente busca su objetivo. Analiza quién puede responder económicamente a la extorsión o, simplemente, quién tiene el perfil que busca. Según Orejón, va detrás de personas con baja autoestima que suelen buscar pareja a través de la Red y que creen estar en un ambiente íntimo y seguro detrás de la pantalla de su ordenador, cuando en realidad no es así.
  2. La segunda fase sirve al ciberdelincuente para adaptarse a lo que desea su víctima. Para Orejón, el objetivo del chantajista es convertirse en el “camaleón perfecto” y terminar siendo el tipo de persona que a su objetivo le interesa.
  3. El extorsionador se gana la confianza de su víctima hasta el punto de que ésta le envía fotografías íntimas o vídeos con contenido sexual.
  4. Por último, el ciberdelincuente lleva a cabo la extorsión propiamente dicha, y pide algo a cambio de no hacer públicas las imágenes. Algo que, a todas luces, podría acabar con la reputación de la víctima en su entorno laboral o familiar.

Sextorsión. ¿Dónde se produce?

Cualquier red social o chat puede ser utilizado para la sextorsión. No obstante, hay algunos lugares en los que las víctimas se muestran más accesibles y ciertas redes sociales son más peligrosas que otras de cara a una posible crisis empresarial.

En Badoo u otras plataformas de citas online, los ciberdelincuentes encuentran un caladero perfecto. Al fin y al cabo, los usuarios de este tipo de servicios buscan pareja, se muestras más accesibles y es más fácil establecer con ellos un contacto cercano.

También LinkedIn puede ser el lugar en el que nuestra reputación profesional se hunda ante un caso de sextorsión. Los delincuentes llevan el chantaje de lo personal a lo laboral en busca de una reacción más rápida de su víctima. Así, el chantajista localiza a la víctima en la red social para profesionales y amenaza con distribuir las imágenes comprometidas entre los contactos de su red en caso de no darle lo que pide.

Cualquier tipo de sextorsión puede poner en peligro la imagen de una empresa, ya que la seguridad y la reputación de uno de sus empleados está en juego. Y, en caso de que el ciberdelincuente demande información empresarial una compañía como ‘rescate’, la firma puede verse mucho más afectada.

Por ello, es importante que desde el entorno laboral también se advierta a los trabajadores de los riesgos que conlleva la práctica del ‘sexting’ y lo importante que es tomar las precauciones necesarias para compartir imágenes (sobre todo cuando son comprometidas).