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El contenido de tus correos electrónicos, tanto los datos que compartes como los archivos que adjuntas, realiza un viaje peligroso. El trayecto que realiza hasta el dispositivo del destinatario es un camino lleno de trampas que un ciberdelincuente podría aprovechar para robarte información.

Uno de los consejos que debería seguir cualquier usuario para proteger sus correos electrónicos es cifrarlos. De esta forma, aunque alguien con malas intenciones llegara a interceptar el correo, no sería capaz de leer su contenido.

Aunque quizá te sorprenda, ese viaje que realiza cada email que enviamos no es precisamente un recorrido directo desde un punto A (tu ordenador o tu móvil) hasta un punto B (el equipo del receptor), sino que pasa por distintas metas volantes que suponen oportunidades de ataque para los cibercriminales:

  • Paso 1: El correo que envías va desde tu dispositivo hasta el servidor de la compañía en la que tienes tu cuenta. Las principales compañías se encargan de que este trayecto sea seguro, así que en principio no habría de qué preocuparse. Si ves un icono verde o un candado junto a la barra de direcciones de tu navegador, puedes respirar tranquilo. Pero el viaje continúa…

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  • Paso 2: De los servidores en los que está alojada tu cuenta de correo electrónico, tu email viaja hasta los servidores de la empresa en la que tenga cuenta el destinatario. Este trozo del camino es algo más peligroso, ya que el correo podría ser interceptado, especialmente si el servicio de mensajería utilizado por el receptor no protege sus servidores adecuadamente. Lo peor de este paso es que los usuarios se encuentran totalmente a ciegas. No saben cómo de segura es la     conexión entre ambos servidores y para poder estar tranquilos solo tienen un recurso: cifrar sus mensajes.

 

  • Paso 3: Desde el servidor del servicio de mensajería del destinatario, el email aún debe viajar hasta su ordenador o su dispositivo móvil. Este punto también puede ser conflictivo y, además, al llegar a otro equipo el correo puede volverse a ver comprometido. No hay que olvidar que, si no se toman las medidas de seguridad oportunas, los ordenadores son vulnerables.

Con tantos puntos en los que la información de tus correos se puede ver comprometida, el hecho de no proteger tus mensajes y los archivos adjuntos no parece ser lo más recomendable.

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Varias son las vías para cifrar tus comunicaciones. Por ejemplo, algunos servicios de mensajería ofrecen esa posibilidad. Además, existen otras muchas soluciones que permiten aumentar la seguridad de nuestras comunicaciones vía email, entre ellas las de Panda, que ofrecen cifrado de archivos para proteger tu información confidencial. No hace falta ser un experto en seguridad informática para hacerlo.