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Hay una pregunta común a todas las plataformas de Internet en las que necesitas una clave para acceder a tu página personal: “¿Has olvidado la contraseña?” Efectivamente, las empresas que controlan Internet saben que los usuarios tendemos a ser bastante despistados. Especialmente cuando se trata de memorizar complicadas secuencias de palabras y números que no hemos tenido más remedio que inventarnos.

Y no solo eso. Está el pin del móvil, el de la tarjeta de crédito… Necesitamos guardar en nuestro cerebro tantas claves que las neuronas no dan abasto y terminan dejándose alguna por el camino.

Como las grandes tecnológicas saben de esta dificultad inherente al ser humano, algunas ya han incluido en los nuevos modelos de móviles los sensores de huella digital, que identifican a la persona con solo posar un dedo sobre la pantalla. La mayoría de dispositivos móviles también ofrece la opción del reconocimiento de voz, aunque pocos usuarios la utilizan.

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Sin embargo, todos estos métodos continúan siendo poco prácticos. Al menos así lo cree el jefe de seguridad informática del gobierno estadounidense. Michael Daniel quiere deshacerse para siempre de las contraseñas en la Casa Blanca, según ha anunciado recientemente.

Una de las opciones que Daniel sugiere es que los habitantes de la residencia presidencial y sus trabajadores utilicen un original método: los selfies.

Resulta que las famosas autofotos que inundan las redes sociales tienen otra utilidad además de entretener a los internautas. El plan del consejero estadounidense es instalar sensores que reconozcan las caras de las personas para acceder a ciertos espacios del hogar del mandatario.

Lejos de tener que plantarse delante del aparato y colocar el rostro delante de él, lo único que tendrá que hacer el individuo en cuestión es mostrar la pantalla de su teléfono. Por supuesto, en ella deberá mostrarse un selfie donde aparezca claramente su semblante.

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En opinión de Daniel, las empresas han empezado a darse cuenta de que los dispositivos de seguridad no solo deben ser funcionales, sino que tienen que adaptarse a las costumbres de los usuarios. Afirma, además, que si una medida de seguridad es demasiado compleja la gente simplemente evitará usarla.

Por eso los ‘selfies’ son perfectos. Hasta los líderes mundiales están enganchados a esta moda que parece no tener fin.