¿Era 3798 o 7389? Delante de un TPV, cuando vas a pagar lo que has comprado, es habitual que te asalte la duda: crees que el número PIN de tu tarjeta de crédito es ese, pero al introducirlo temes que la pantalla se ría de ti diciéndote que te has equivocado.

Las claves de las tarjetas de crédito suponen tarde o temprano un problema: al principio cuesta memorizarlas, en más de una ocasión dudarás si estás marcándola correctamente y puede que te equivoques en alguna ocasión. Además, te la pueden robar. Afortunadamente, puede que el problema esté en vías de solucionarse, porque resulta que la mejor contraseña la llevas puesta las 24 horas de los 365 días del año: es tu huella dactilar.

De hecho, puede que tu próxima tarjeta de crédito no te pida un dichoso código para poder pagar lo que compres, sino que tengas tan solo que poner tu pulgar sobre el plástico. MasterCard ya está en ello. La marca de tarjetas ha creado junto a la ‘startup’ noruega Zwipe la primera con un lector de huellas incluido para validar la identidad del comprador.

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De esta forma, la biometría estaría un paso más cerca de meterse en nuestras carteras, aunque lo cierto es que no sería la primera vez. Apple ya lo está haciendo con Apple Pay, su sistema de pagos móviles, que funciona con la seguridad que proporciona al iPhone 6 el lector de huellas dactilares de la compañía, Touch ID.

El sistema biométrico creado por MasterCard es similar al ideado por Apple: en un extremo de la tarjeta se encuentra el lector, en el que el comprador deberá poner su pulgar para asegurar que es el titular. Y adiós a las engorrosas contraseñas.

Para que funcione el lector, la tarjeta no lleva una batería de la que obtener la energía, sino que la consigue a través de las ondas de los terminales, tal y como explica el CEO de Zwipe, Kim Humborstad: “Todos los terminales ‘contactless’ generan una señal de radiofrecuencia y es esa energía de radiofrecuencia la que utilizamos para alimentar la tarjeta”.

La tarjeta ya es una realidad y, aunque no se ha dado una fecha concreta, podría llegar a nuestras carteras a lo largo de 2015. Todo dependerá de los bancos, que son los que deben decidir si apuestan o no por la biometría como método de seguridad.

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Su utilidad es indiscutible, pero ¿esta solución biométrica es completamente segura? Probablemente, es bastante más segura que tirar de contraseñas que se nos olvidan y que cualquiera puede robarnos si las plasmamos en un papel, pero tampoco es un sistema perfecto.

No pienses en ladrones robándote la tarjeta y el dedo para hacerse con tu huella dactilar, ya que hay formas menos cruentas de poner en entredicho la seguridad de este sistema. Sin ir más lejos, el propio Touch ID de Apple ha mostrado ya sus vulnerabilidades, tanto en el último iPhone como en su versión anterior.

No obstante, sistemas biométricos como el del lector de la huella dactilar desarrollado por Apple o MasterCard, o como la lectura del iris del ojo humano, siguen planteándose como opciones no ya solo para el pago con tarjeta, sino también para ser la llave de las casas inteligentes del futuro.

Pero no, la biometría no es perfecta. “Si un impostor o un ladrón tiene los recursos necesarios y la motivación, puede hacer una réplica de tu dedo si encuentra una huella latente”, explica  Julián Fiérrez, profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid, experto en este tipo de tecnologías.

Aunque el sistema no es la panacea, sí parece que las grandes empresas ven el futuro en la lectura de la huella dactilar. “Creemos que tenemos que ser capaces de identificarnos sin tener que usar contraseñas”, asegura el presidente de soluciones de seguridad de MasterCard, Ajay Bhalla. “La autenticación biométrica puede ayudarnos a lograrlo; nuestro desafío es asegurar que la tecnología ofrezca una seguridad robusta, fácil de usar y cómoda para el cliente”.