En el ámbito médico, vacunar contra un virus implica exponer el cuerpo del paciente a una versión debilitada de la amenaza, en una cantidad suficiente para que se cree una tolerancia. Expertos en psicología social creen que este mismo principio puede ser utilizado para “inocular” al público una protección contra las fake news, eliminando así la influencia dañina de los sitios web de informaciones falsas que han surgido en los últimos años.

El pasado año un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge presentó un estudio en el que analizaban las reacciones de un grupo de personas cuando se les comunicaba un hecho demostrable sobre el cambio climático y una campaña popular de desinformación sobre ese mismo hecho. Cuando se presentaban de manera consecutiva, el material falso anulaba completamente los efectos de la información en la mente de los lectores, es decir, los datos reales no tenían ningún efecto en la opinión.

Sin embargo, en el momento en el que los investigadores añadían previamente una pequeña “dosis de desinformación” a la conversación, explicando brevemente a los usuarios cómo funcionan las tácticas de distorsión más utilizadas por ciertos grupos de presión, esta “inoculación” ayudó a modificar o mantener las opiniones más cercanas a la verdad. Dicho de otra forma, ayudaba a neutralizar la influencia de las fake news.

El estudio señaló también que la técnica de inoculación cambió las opiniones sobre el cambio climático al mismo nivel, independientemente de la ideología de los sujetos. El experimentó es uno de los primeros ensayos relativos a la “teoría de la inoculación” que se replica un escenario del “mundo real” de información conflictiva sobre un tema altamente politizado.

Experimento en el ‘mundo real’

En un experimento no comunicado a los participantes, los investigadores probaron las afirmaciones opuestas en más de 2.000 usuarios de la plataforma online Amazon Mechanical Turk. Junto al hecho real y verificable –que el 97% de los científicos están de acuerdo sobre la existencia de un cambio climático provocado por el hombre-, se presentó una petición creada por un grupo de presión industrial con un manifiesto lleno de informaciones falsas intentando desvirtuar esta afirmación.

Dos grupos diferentes recibieron al azar dos tipos de “vacunas”:

  • La primera fue una inoculación general, consistente en una advertencia de que “algunos grupos políticamente motivados utilizan tácticas engañosas para tratar de convencer al público de que existe un gran desacuerdo entre los científicos”.
  • Los segundos, recibieron una inoculación detallada que retrataba específicamente los falsos argumentos en contra de la afirmación. Por ejemplo, al destacar que algunos de los signatarios del manifiesto no tenían formación en ciencia climática.

Con la inoculación general, los autores observaron un cambio de opinión expresado en promedio de 6.5 puntos porcentuales, en una escala de aceptación del consenso de la ciencia climática, a pesar de la exposición a noticias falsas. Por otro lado, cuando se añadió la inoculación detallada a la vacuna general, el cambio fue de casi 13 puntos porcentuales.

Esto implica que conocer de antemano y con cierto detalle las tácticas de manipulación, anula sus efectos. Los investigadores señalaron también que no encontraron ningún efecto contraproducente en los mensajes de inoculación, ni siquiera entre los grupos predispuestos a rechazar la ciencia climática, que después el experimento no acudieron en ningún momento hacia teorías de conspiración para reforzar posiciones iniciales.

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