La semana pasada, en el post ¿Enganchado a Internet? Describíamos algunos de los síntomas que experimenta alguien que sufre la llamada adicción a Internet. Hoy continuamos con esta temática, ya que, casualmente, varios periódicos han publicado esta semana los resultados de un estudio sobre la adicción a Internet entre adolescentes europeos. En el estudio han participado 2000 jóvenes de cada uno de los siete países europeos seleccionados por la Comisión Europea. Aquí va un extracto de las principales conclusiones sobre el uso – o abuso – de Internet por los adolescentes europeos:

  • 12,7% de los adolescentes europeos corren el riesgo de desarrollar una adicción a Internet.
  • España encabeza el ranking con 21,3% de los adolescentes en riesgo de convertirse en adictos a Internet.
  • 1,5% de los adolescentes españoles ya están experimentando los síntomas de padecer adicción a Internet.
  • 27,8% de los adolescentes españoles usan Internet hasta el punto de descuidar otro tipo de actividades.
  • Los adolescentes españoles son especialmente aficionados a las redes sociales y salas de chat. De hecho, un 91,6% de los adolescentes españoles de 14 a 17 años de edad utilizan las redes sociales a diario.
  • 39,2% admite que pasar más de dos horas al día en este tipo de sitios.

¡Casi 3 de cada 10 jóvenes españoles utilizan Internet en vez de realizar otro tipo de actividad y durante 2 horas al día! ¿A qué puede deberse este fenómeno? Yo creo que Internet es el medio perfecto para que los adolescentes puedan expresarse. Pero, ¿por qué pasan tanto tiempo al día? En mi opinión, los adolescentes que muestran signos de adicción es porque no han sido educados conscientes de lo que significan los límites. ¿Quién es responsable de esto? Principalmente los padres.

enganchadoEsta es mi opinión sobre el tema. Los padres llegan a casa después de un día duro en el trabajo y se tienen que poner a hacer las tareas domésticas, ordenar la casa, cocinar la cena, preparar posiblemente la comida del día siguiente, ayudar a sus hijos a hacer los deberes, etc.. la única energía que les queda es para dejarse caer exhaustos en el sofá. En ese ansiado momento de relax se dedican a navegar por Internet, ver la televisión o, si todavía pueden mantener los ojos abiertos, leer un libro. O quizá una combinación de todas estas actividades.

Tampoco el fin de semana queda mucho tiempo o bien el que queda se aprovecha para ver amigos, socializar y descansar. Parece que nunca hay tiempo para sentarse y charlar con los hijos.

Para mí, dadas las circunstancias, no es tanto una cuestión de cuánto tiempo pasas con tus hijos, sino más bien la calidad de la cantidad de tiempo que les dedicas.

Yo también soy una madre trabajadora y con poco tiempo libre, pero busco esos momentos aunque reconozco que no siempre lo consigo. Sugiero guardar al menos unos minutos al día sólo para hijos y padres. Hacer un boicot deliberado al ordenador, al televisor y al teléfono móvil. Y en ese momento, hablar con tu hijo de forma natural, sin convertir la conversación en un interrogatorio, por muy tentador que sea. communication

¡Ah! Y si tu hijo te confía información que desconocías y que no te agrada, no aproveches para abroncarle o atosigarle con normas. Mantén la calma y escúchale activamente. Averigua lo que le preocupa, lo que le gusta, lo que piensa de sus amigos, lo que espera de ti. Comparte tus preocupaciones de padre pero intenta pensar como él, o ¿se te ha olvidado que tú también – hace mucho, mucho tiempo – fuiste adolescente?

Haz hincapié en las bondades de la tecnología –muestra empatía con él – jugar online o participar en redes sociales está bien, tú también lo haces, pero con moderación. Adviértele de los peligros de las redes. No hace falta alarmarle pero asegúrate de que entiende lo que podría suceder si no hace un uso prudente de ellas. En esas conversaciones interactúa con ellos, intercambia ideas y dales los consejos y directrices que tanto necesitan.

En mi humilde opinión, los niños que dialogan habitualmente así con los padres, entienden y aceptan la necesidad de límites de una forma natural. Porque los límites son parte imprescindible del proceso de aprendizaje. Y tú, ¿qué opinas?

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