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Con 900 millones de usuarios activos y un liderazgo casi indiscutible en gran parte del mundo, WhatsApp es un gigante a hombros de Facebook, otro gigante. Pese a todo, las polémicas en torno a la seguridad y la privacidad de la herramienta no paran de surgir.

A estafas y programas maliciosos que aprovechan su popularidad, aplicaciones espía y vulnerabilidades de todo tipo se suma ahora un preocupante estudio realizado por investigadores del Cyber Forensics Research & Education Group de la Universidad de New Haven (Connecticut, Estados Unidos) que ha sido publicado en la revista Digital Investigation.

Gracias a una herramienta forense de elaboración propia, los investigadores han logrado descifrar parte del funcionamiento de la comunicación que se establece entre los servidores de WhatsApp y los dispositivos de los usuarios cuando se comunican a través de la app.

Así, han descubierto, entre otras cosas, que el popular servicio de mensajería instantánea propiedad de Facebook recoge y almacena información sensible sobre el interlocutor y sus conversaciones que no parece indispensable para el buen funcionamiento del servicio.

Concretamente, la compañía guarda un registro de las llamadas que hacemos, quién las recibe y su duración. Además, los autores del estudio creen que las claves de cifrado también podrían transmitirse de algún modo como parte de ese mismo intercambio. Aunque de momento no han podido demostrarlo, podría ser la antesala del descubrimiento de nuevos y alarmantes agujeros en el chat por excelencia.

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No obstante, los responsables de la investigación llaman a la calma e insisten en que, de momento, no hay evidencias de que la información que está siendo recabada por WhatsApp pueda terminar en manos de terceros.

Precisamente para detectar posibles brechas de seguridad, los expertos de la Universidad de New Haven animan a otros investigadores a que utilicen la herramienta que han desarrollado para ahondar en el análisis forense de esta herramienta y otras aplicaciones de mensajería instantánea como Facebook Messenger o Telegram, cuyas prácticas también se han puesto en entredicho.

En los últimos tiempos, no han sido pocos los intentos de WhatsApp por mejorar la seguridad de su servicio y garantizar la privacidad del usuario. Al famoso y controvertido doble check se suman parches, actualizaciones y hasta un sistema de cifrado más robusto.

Sin embargo, mantener la sencillez y la facilidad de uso que caracterizan al chat por excelencia puede resultar incompatible, en ocasiones, con las mejores prácticas de seguridad. De ese difícil equilibrio podría depender que WhatsApp siga siendo un auténtico titán o se convierta en un gigante con los pies de barro.