malware museum

Un museo muy especial ha abierto sus puertas. Son virtuales, eso sí. La galería está en la Red y sus obras no son cuadros, ni esculturas ni reliquias artesanas de la historia: son piezas de malware que en los años ochenta y noventa atacaron al predecesor de Windows, el viejo (¿y querido?) sistema operativo MS-DOS.

La colección está en las páginas de Internet Archive, la mayor biblioteca del pasado de las tres uves dobles, y nos permite viajar en el tiempo a una época en la que los virus todavía daban sus primeros pasos. Como siempre, mirar al ayer sirve, también en seguridad informática, para sacar conclusiones y aprender algunas cosas útiles que podemos aplicar en el presente.

Antes de montarnos en la máquina del tiempo, un mensaje tranquilizador: el malware de este museo ha sido desactivado por expertos y ya no puede causarle daño a tu ordenador. Disfruta del viaje sin preocupaciones. Los efectos adversos, esos que en su día sí experimentaron las víctimas de estos programas maliciosos, no van a arruinarte el día.

Ahora sí. Estas son algunas de las cosas que podemos aprender en el Malware Museum:

Los virus existen desde hace mucho… 

Parece una obviedad, pero los más jóvenes olvidan a menudo cuánto tiempo llevan entre nosotros las innovaciones tecnológicas y, sobre todo, los riesgos y amenazas asociados. El malware infecta los ordenadores personales desde hace treinta años, cuando unos hermanos paquistaníes desarrollaron el pionero Brain para MS-DOS. Eso sí, el objetivo por aquel entonces era otro.

… pero el negocio turbio es más reciente

La mafias del cibercrimen que hoy se lucran robando tus datos personales o secuestrando tu máquina para que pagues un rescate no existían en aquella época. Los creadores de los virus eran más bien chavales inquietos que lo hacían por ‘hobby’ o por diversión, sin buscar un rédito económico.

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El malware no era tan malo…

Precisamente porque no solía haber dinero de por medio. Al no buscar una ganancia con sus creaciones, sino más bien fama o satisfacción personal, los virus resultaban menos nocivos para sus desafortunadas víctimas. Eso no quiere decir, por supuesto, que sus obras fueran inofensivas.

… aunque sí tremendamente destructivo

De hecho, gran parte de los programas maliciosos de los años ochenta y noventa que podemos encontrar en el Malware Museum dejaban la máquina infectada completamente inservible. Borraban el disco duro, fijaban una pantalla de la que no era posible salir, hacían que trabajar fuera un suplicio… Todo tipo de malas pasadas. Aunque fueran más inocentes en sus fines, sus medios eran poco comedidos.

Antes era más fácil saber que estabas infectado

Ahora el principal objetivo de un atacante es pasar desapercibido. Para los cibercriminales del presente es un éxito que no te enteres de que un ‘malware’ se ha colado en tu ordenador, pero los de antaño hacían lo posible por llamar la atención. Colores estridentes, animaciones alocadas, sonidos alarmantes… Si eras la víctima, era imposible no saberlo. Ahora tienes que andar con más cuidado.

Los hackers tenían mucho arte…

En ese afán por destacar, muchos desarrolladores de malware de finales del siglo XX tiraban de su vena creativa para adornar sus creaciones. De hecho, muchos de los virus que podemos encontrar en el museo, desprovistos de su efecto dañino, podrían pasar perfectamente por salvapantallas.

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… y sentido del humor

Al fin y al cabo, se lo tomaban como un juego. A veces de la forma más literal. Uno de los programas más curiosos de la muestra convertía los ordenadores de sus víctimas en un casino. El desdichado propietario de la máquina tenía cinco intentos para recuperar la información de su disco duro al más puro estilo tragaperras. Todo dependía del azar. Si la suerte no estaba de su lado, le tocaba visita al servicio técnico.

Los virus eran una forma de activismo

Algunos desarrolladores de malware empleaban sus obras para defender causas más o menos justas en lo que podría considerarse un precedente mucho menos sofisticado del actual ‘hacktivismo’. En las vitrinas virtuales de este museo encontramos, entre otras cosas, alegatos por un mundo más justo (casi loable, si no fuera porque se trata de un virus) o por la legalización de la marihuana. Hay incluso ejemplos de pura exaltación patriótica.

Las películas famosas, un filón

Si hay algo que no ha cambiado ni lo hará por muchos años que pasen es el viejo truco de aprovechar acontecimientos de gran repercusión (como el estreno de una película famosa) para conseguir que un gran número de potenciales víctimas descarguen un malware sin saberlo. Recientemente, los cibercriminales han sacado partido del estreno de ‘Star Wars: el despertar de la Fuerza’, pero ya en los años ochenta y noventa había virus que hacían referencia a la famosa saga intergaláctica. También en el museo encontramos un programa malicioso que rinde homenaje, a su particular y poco edificante manera, a ‘El señor de los anillos‘.

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La lección más importante: un antivirus siempre ha sido necesario

Y siempre lo será. Mientras haya virus, los usuarios solo podrán estar tranquilos si una buena solución de seguridad les cubre las espaldas. Paradójicamente, uno de los malware que podemos ver en la colección de Internet Archive se encarga de recordárnoslo. Ya se sabe: casi todas las lecciones que debemos aplicar en el presente están en el pasado. Solo hay que saber buscarlas.