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Se está poniendo de moda y va incluido en muchos de los dispositivos de gama alta que han salido al mercado en los últimos tiempos, tanto con sistema operativo iOS como Android. El lector de huella dactilar es la medida de seguridad que más rápido se está extendiendo como alternativa o complemento a las contraseñas. Pero, ¿se trata de un mecanismo de protección realmente fiable?

Tiene sus ventajas, pero los inconvenientes son, según los expertos, significativamente mayores. En primer lugar, porque la huella dactilar de una persona no es posible modificarla. Una combinación de números y letras se puede cambiar cada cierto tiempo, por prevención, o cuando se ve comprometida. Los dedos de una persona y su impresión biométrica, salvo desgracia o intervención quirúrgica, son los que son.

En segundo lugar, la huella dactilar se queda impresa en todo lo que toca su dueño, como bien sabemos por las series y películas policiacas que, no sin mitos e imperfecciones, nos han enseñado los rudimentos de la criminología. La propia superficie del sensor que se utiliza para el reconocimiento la lleva grabada, lo que significa que cualquiera con acceso al dispositivo móvil o a alguna de las decenas de cosas que pasan a diario por las manos de su propietario, puede hacerse con ella.

La huella dactilar se queda impresa en todo lo que toca su dueño.

 

Además, a diferencia de la contraseña, que en principio solo se guarda en la memoria del usuario y en las de los servicios o dispositivos que utiliza, la huella dactilar es una información pública, que queda registrada en numerosos lugares. Como se ha demostrado, una fotografía de alta calidad es suficiente para reproducirla, a través de diferentes técnicas, en moldes de diversos materiales que se pueden usar después para suplantar al usuario.

Entonces, ¿por qué la huella dactilar se emplea y se seguirá empleando para proteger los servicios y dispositivos que usamos a diario? Porque tiene algunas ventajas evidentes en comparación con las contraseñas: es única, la llevas siempre contigo, no se te puede olvidar y es fácil de registrar con un sensor, entre otras cosas.

Por todo ello, a pesar de sus desventajas, las técnicas de biometría como el reconocimiento de huella dactilar seguirán siendo un método de protección muy extendido en los próximos años, aunque su implementación seguramente irá de la mano de otro método que, si no son las clásicas contraseñas, será muy parecido. Una doble barrera de seguridad es lo que, a todas luces, nos depara el futuro.