A estas alturas, es normal si estás hecho un lío con las versiones de los productos más emblemáticos de Microsoft que aún tienen actualizaciones y las que no. Han sido meses de muchas idas y venidas, pero es importante que dediques un par de minutos a entender la situación y a comprobar que tienes el software adecuado para que tu ordenador siga siendo seguro.

El día clave fue el 12 de enero, cuando la firma que fundó Bill Gates decidió dar carpetazo a Windows 8 y a todas las versiones de Internet Explorer anteriores a la 11 (en la práctica, 8, 9 y 10). Hay algunas excepciones y casos concretos que veremos enseguida, pero a grandes rasgos eso es lo que está sobre la mesa. ¿Por qué? Porque poco a poco quieren sacar de circulación el viejo navegador y reemplazarlo por su sustituto, el flamante Edge. No pueden hacerlo de golpe, pero están en ello.

Lo que necesitas saber es cómo te afectan los cambios si eres usuario doméstico o responsable del departamento técnico de una pequeña compañía. Tranquilo, que es más sencillo de lo que parece.

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Internet Explorer en casa

Tienes un problema si tu ordenador funciona con Windows 8 – tendrás que actualizar a las versiones 8.1 o 10 – o si lo hace con Windows 7 y tu versión de Internet Explorer es más antigua que la 11.

Si el tuyo es el primer caso, lo tienes fácil. Tanto la actualización a 8.1 (que se hace desde la Windows Store) como el paso a la versión 10 son gratuitos. Cuando hayas renovado el sistema operativo, no tendrás que preocuparte por Internet Explorer, puesto que tendrás directamente el más moderno (si has cambiado a 8.1) o el nuevo navegador de Microsoft, Edge, que viene instalado por defecto en Windows 10. Problema solucionado.

Si tu actual sistema operativo es Windows 7, es posible (aunque no muy probable) que estés en la segunda situación que hemos descrito. No tendrás que preocuparte si las actualizaciones automáticas están activas en tu ordenador, pero nunca está de más que realices la comprobación oportuna.

Para ello, abre Internet Explorer y pulsa ALT + Y en el teclado para que se muestre la barra del menú. Haz clic en “Ayuda” y después en “Acerca de Internet Explorer” para que aparezca una pantalla como la siguiente, donde puedes comprobar la versión que tienes instalada.

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No tienes que hacer nada si pone, como en la imagen, que tienes la versión 11. Si es cualquier otra, deberás actualizar el navegador a través de Windows Update.

La última posibilidad es que el sistema operativo de tu ordenador aún sea más antiguo, básicamente Windows Vista o Windows XP. Si es el segundo, deberías hacértelo mirar porque lleva sin actualizarse desde abril de 2014. Ya va siendo hora de que pongas remedio.

Si tienes el controvertido Windows Vista, eres la excepción que confirma la regla: Microsoft seguirá publicando parches de Internet Explorer 9 – la última versión del navegador que funciona en este sistema operativo – hasta que pase a mejor vida en abril de 2017. Por lo tanto, no tienes que hacer nada.

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Internet Explorer en empresas

Todo lo que hemos comentado para el usuario doméstico se aplica también a las empresas, pero habrá casos, desgraciadamente no pocos, en que la actualización a Internet Explorer 11 o el cambio a Edge no sea posible.

Algunas compañías mantienen versiones anticuadas porque las aplicaciones que utilizan a diario no funcionan en otro navegador. Si estás a cargo del departamento técnico en una de estas firmas – y suponiendo que cambiar de herramientas resulte imposible, claro – hay algunas precauciones que podrás tomar para minimizar las consecuencias de la falta de actualizaciones.

¿No te queda más remedio que usar una versión descatalogada, y por tanto insegura, de Internet Explorer? Al menos sigue estos consejos:

  • Instala el último parche disponible que corrige algunas vulnerabilidades críticas que permitían la ejecución de código remoto a través del navegador.
  • Reduce los privilegios de los ordenadores que vayan a seguir utilizando la versión antigua de Internet Explorer. Si carecen de permisos de administrador, muchos de los ataques a los que podrían estar expuestos dejan de tener sentido.
  • Procura que los ordenadores con el navegador desactualizado solo se utilicen para usar las aplicaciones antiguas que no funcionan de otra forma. Dispón de otra máquina actualizada para navegar y las demás tareas.
  • Si no hay otro ordenador disponible, instala un segundo navegador (Google Chrome o Mozilla Firefox, por ejemplo) en la máquina que tiene el software anticuado. Configura el firewall para que Internet Explorer no pueda acceder más que a la página de la aplicación que no funciona de otro modo.

Con esto reducirás el riesgo, pero no te engañes: seguirás usando un ordenador expuesto a todo tipo de amenazas. Una buena solución antivirus puede protegerte de muchas, pero sigue siendo indispensable que trabajes para eliminar el lastre que bloquea la actualización.