Si con la popularización de los SMS vimos cómo el lenguaje experimentaba un evolución para ahorrar caracteres, ahora nuestra manera de expresarnos a través de los dispositivos móviles ha sufrido una nueva transformación. Con la llegada de las apps de mensajería instantánea, con WhatsApp a la cabeza, hay quien es capaz de comunicarse única y exclusivamente con emoticonos.

teclado emoticonos

Los humanos nos desenvolvemos con mucha soltura entre imágenes. Así, no podía faltar la innovación que permitiera dejar a un lado los números y caracteres de nuestro lenguaje para crear nuevas contraseñas en base a ilustraciones. Pero no unos garabatos cualquiera, sino precisamente esos ‘emojis’ que están revolucionando la forma en que nos expresarnos.

La firma Intelligence Environment ha desarrollado la primera clave de acceso en la que no se alternan números y letras, sino emoticonos. “Nuestra investigación revela que el 64% de los ‘millennials’ se comunica regularmente solo con ‘emojis‘”, afirma David Webber, director general de la compañía. “Así que decidimos reinventar el código de acceso para una nueva generación mediante el desarrollo de la primera tecnología de seguridad con ‘emojis’ del mundo”.

Con el propósito de sustituir las contraseñas que habitualmente utilizamos para acceder a aplicaciones y servicios a través de Internet, esta desarrolladora británica ha creado un sistema en el que la sucesión de expresiones de los dibujos, los gestos universales que hacemos con la manos y otros tantas realidades visuales sirvan para ponerle las cosas más difíciles a quienes intenten acceder allí donde no tienen permiso.

The world's first Emoji passcode from ieDigital on Vimeo.

Los creadores de esta nueva forma de componer claves de acceso aseguran que este sistema, además de ser más cómodo para el usuario, incrementa la seguridad de las contraseñas, ya que existen muchas más combinaciones basadas en emoticonos. “Hay 480 veces más combinaciones de ‘emoji’ que las que hay de los números de cero a nueve”, apunta Webber.

Los usuarios podrán elegir estas nuevas contraseñas a partir de 44 emoticonos, que son los que están presentes en todos los sistemas operativos. Con ellos, según las estimaciones de la firma británica, se pueden dar hasta 3.498.308 millones de permutaciones. En caso de utilizar combinaciones solo con números del 0 al 9, como a día de hoy hacemos por ejemplo con el PIN de nuestra tarjeta de crédito, las opciones se reducen a tan solo 7.290 permutaciones.

Así podremos crear historias que sean fáciles de recordar y, de este modo, aprovechar una de las principales ventajas que plantea este nuevo sistema de claves de acceso. Al contrario de lo que nos sucede ahora, que las monótonas sucesiones de números y letras hacen que repitamos las mismas contraseñas en diversos servicios para evitar que la memoria nos juegue una mala pasada, con Emoji Passcode podríamos crear distintas claves de acceso para distintas plataformas al ser más sencillas de memorizar.

emoticonos contrasenas

Según un estudio realizado por Intelligence Environment en Reino Unido, un tercio de las 1.300 personas que tomaron parte en una encuesta aseguraba haber olvidado recientemente el PIN de sus tarjetas de crédito. Es por ello que los responsables de esta firma británica pretenden implementar su nueva creación, primeramente, en los servicios que ofrecen los bancos a través de Internet.

En la creación de este Emoji Passcode ha tomado partido Tony Buzan, un experto en memoria británico que apuntaba que este nuevo método de contraseñas “juega con la extraordinaria capacidad de los humanos para recordar imágenes”. Algo que, como apuntaba este consultor educativo, “está anclado en nuestra historia evolutiva. Recordamos más información cuando está en forma pictórica”.

Si de aquí a unos meses nos encontramos con este nuevo método de claves de acceso, posiblemente fallemos en nuestros primeros intentos. Sin embargo, con el paso del tiempo, que recordemos u olvidemos nuestras contraseñas dependerá de los mismos factores que hoy en día: principalmente, que nuestra memoria quiera o no jugarnos una mala pasada.