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Twitch nació en 2011 como una plataforma de vídeos en ‘streaming’ pero, a diferencia de lo que ocurre en YouTube, lo que se retransmite en este canal son sobre todo partidas de videojuegos. Otro aspecto que les distingue es que Twitch no utiliza ningún sistema de derechos de autor para establecer los pagos: funciona por donaciones voluntarias a los que prestan sus contenidos y comparten sus experiencias con el resto de internautas

Quizá precisamente para complementar sus contenidos con estas novedades, Amazon haya invertido la friolera de 970 millones de dólares (735 millones de euros) en adquirir la empresa. Aunque Google y Yahoo también habían hecho sus ofertas, al final ha sido la tienda virtual quien ha conseguido el ansiado premio.

La competencia por ganarse a Twitch está justificada. El canal alcanzó los 3,2 millones de usuarios activos solo en su primer mes de vida. En la actualidad supera los 50 millones y cada uno de ellos pasa de media unos 106 minutos viendo sus vídeos.

La página, fundada por el estadounidense Justin Kan (también responsable de Justin.tv), se planteó en un principio como un escaparate a contenidos convencionales. Sin embargo, otro de sus impulsores y apasionado de los juegos de ordenador, Emmet Shear, decidió darle un giro y apostar por otro tipo de emisiones.

La plataforma permite que los usuarios participen en las retransmisiones e integren una comunidad, una de las claves para conquistar Internet, en especial cuando se habla de partidas en línea: los ‘eSports’, famosos en el canal, son auténticas competiciones entre los profesionales de los videojuegos.

twitch partidas

Dados sus contenidos, es normal que los jóvenes sean quienes frecuenten los directos del canal. Más del 50% de los que se enfrentan a la pantalla tiene menos de 25 años, aunque los que participan en los campeonatos suelen ser un poco mayores: rondan los 40. Por supuesto, todos son aficionados a navegar por la red.

Hasta aquí, todo parece correcto. Pero, ¿qué ocurre cuando los que deciden retransmitir sus hazañas ‘online’ no son solo jugadores, sino también hackers?

Dos habituales del mundo de los piratas informáticos, George Hotz y Ricky Zhou, han comenzado a emitir en ‘streaming’ la resolución de diferentes retos, que pueden durar hasta cinco horas. El primero de los encuentros tuvo como principal objetivo superar algunos de los niveles de Vortex, un juego diseñado para hackers: los retos se resuelven mediante órdenes escritas en código.

twitch - código

En el segundo, bautizado como ‘La gran carreara CVE’ (de ‘Common Vulnerabilities and Exposures’), los protagonistas intentaron aprovechar una vulnerabilidad en la seguridad del explorador FireFox. La CVE es la base de datos que mantiene la organización no gubernamental estadounidense MITRE, donde aparecen referenciados todos los ‘bugs’ o fallos conocidos de muchos programas informáticos.

Tras elegir el error, diseñaron un ‘exploit’: una técnica o herramienta que se aprovecha de esos errores para impedir que el programa se pueda ejecutar correctamente o permitir a un tercero acceder al servicio. Puede incluir desde virus informáticos a modificaciones en el código de la herramienta, es decir, una serie de instrucciones para que se ejecute de una manera diferente.

Los ‘exploit ClientSide’ son aquellas estrategias dirigidas a las vulnerabilidades de aplicaciones que suelen utilizarse en cualquier sistema operativo, como es el caso de un explorador de Internet. La herramienta se aplica a algún fichero que estos programas deben abrir, como por ejemplo un e-mail.

Cuando ese archivo modificado es ejecutado por el usuario y no hay ningún tipo de control de seguridad por parte de un antivirus, el hacker puede acceder a la información de esta persona. Y esto es precisamente lo que muestran Hotz y Zhoy en sus vídeos: cómo fabricar un ‘exploit’ que actúe en FireFox.

twitch - seguridad

Si algún hacker sigue sus instrucciones puede aprender a controlar el programa o cambiar algunos aspectos de una de sus versiones sin autorización de los fabricantes.

Aunque Twitch no controle sus contenidos y deje vía libre a los que emiten los vídeos, la creación de herramientas como estas están incluso penadas, ya que no tienen la aprobación del administrador y además interfieren en la actividad de terceros. Quizá la plataforma tenga que plantearse echar un ojo a los que publican en su página.