En nuestra vida digital debemos actuar de una forma cibersegura y ciberresponsable

El futuro no es digital. Nuestro mundo ya es digital desde hace años. Por ello, y al igual que en nuestra vida ‘offline’ estamos totalmente acostumbrados a cumplir con las reglas básicas de seguridad (como ponernos un cinturón cuando vamos al volante o cerrar las puertas con llave cuando aparcamos en la calle o en el parking de casa), en nuestra vida digital debemos actuar de una forma cibersegura y ciberresponsable.

Por seguir con el símil de los coches, sabemos que hoy en día son más seguros que los de hace 20 años. Los frenos, los neumáticos, los sistemas antivuelco, los airbags e incluso el diseño flexible de los chasis hacen que mejore la seguridad de los ocupantes. Sin embargo, los coches ahora corren más y cada vez contamos con nuevos elementos que nos distraen mientras vamos al volante, como los teléfonos móviles o los ordenadores de abordo.

Dicho de otra forma, la investigación y el desarrollo mejoran la seguridad, pero al mismo tiempo siguen creando nuevas conductas en las personas que se pueden convertir en amenazas.

Cada vez hay más amenazas

En el mundo digital pasa algo similar. Con la diferencia de que la I+D del mundo digital genera muchísimas más “puertas abiertas” a lo desconocido que en el mundo del motor. Más que nada, porque lo normal es tener uno o dos coches por familia, mientras que en cada casa hay decenas y, en breve habrá centenares, de dispositivos conectados a Internet. Cada uno de estos aparatos es una puerta que se puede abrir desde otro lugar para entrar en nuestra vida privada.

Sin ir más lejos, en 2017 hemos visto cómo los cibercriminales han abierto, de forma simultánea, cientos de miles de esas puertas. Todas eran iguales. En el caso del ataque que tumbó los principales servicios online del mundo como Amazon o Netflix, los cibercriminales se sirvieron de la ausencia de sistemas de seguridad en las cámaras de vigilancia de las casas de miles de personas. En el caso de los ataques de ransomware como WannaCry o PetYa, los ciberdelincuentes se aprovecharon de un “candado malcerrado” en miles de ordenadores.

‘Más puertas’, nuevas oportunidades

Todo esto pone de manifiesto que, no solo cada día tenemos ‘más puertas’, además los criminales cuentan cada día con nuevas llaves para abrir las de toda la vida y son capaces de inventar puertas en cada punto de conexión a Internet.

A esta afirmación hay que añadirle que todas estas nuevas ‘puertas’ se colocan en nuestras casas, pero también en los bancos, centrales eléctricas, hospitales, aeropuertos, coches, relojes, marcapasos, trenes, colegios… Es decir, en todas partes.

No estamos más ciberseguros

Por tanto, podemos afirmar con rotundidad que, pese al aumento de la excelencia de la ciberseguridad, no estamos más seguros ahora que hace unos años. El hecho de que la frecuencia de ataques siga creciendo cada año, demuestra que no estamos más ciberseguros.

La digitalización de nuestra sociedad hace que cada vez dependamos más del Big Data. Por eso, todo aquello que pueda mejorarse gracias a la obtención de datos medibles, es susceptible de ser atacado por cibercriminales. Por tanto, y como la economía se basa en el principio de ’seguir creciendo siempre de forma continuada’, los hackers seguirán siempre encontrando nuevas oportunidades para causar problemas. Es decir, en el futuro los ciberataques no disminuirán, sino que aumentarán al mismo ritmo en que aumente la digitalización de nuestro mundo.

La ciberseguridad es algo que nos atañe a todos por igual: a los individuos y a las empresas; a los ricos y a los pobres; a los jóvenes y a los mayores. Los hackers no diferencian entre sus víctimas. Para ellos, lo determinante es atacar al mayor número de dispositivos, independientemente de quién los posea. Algunos intentarán sobrepasar nuestras medidas de seguridad para robarnos directamente; otros nos utilizarán para alcanzar otros fines, como entrar a nuestro banco para robar a otros, o para crear una red de dispositivos zombies que ataquen a una central eléctrica”, advierte Hervé Lambert, Retail Global Consumer Operations Manager de Panda Security.

Un aumento del 40% de amenazas desconocidas en tres meses

Sin ir más lejos, el 3,4% de todos los dispositivos protegidos por las soluciones de Panda Security han sufrido un intento de ataque de amenazas desconocidas durante el segundo trimestre de 2017. Es decir, se ha producido un aumento de este tipo de ataques de casi el 40% respecto a los tres primeros meses del año.

El último informe de Panda Security desvela, además, que los usuarios domésticos y los pequeños negocios recibieron el 3,8% de los ataques, mientras que las medianas y grandes compañías atrajeron el 2,3% de las amenazas detectadas. Lo más preocupante es que los usuarios domésticos cuentan con muchas menos medidas de seguridad que las grandes compañías, lo que les hace ser mucho más vulnerables.

Por tanto, y pese al creciente esfuerzo por parte de gobiernos y empresas en mejorar la ciberseguridad global, los individuos interpretamos un papel clave. El primer paso, y más importante, consiste en instalar un software antivirus en todos nuestros dispositivos.

En segundo lugar, pero no menos importante, debemos tener simpre actualizado nuestro sistema operativo, así evitaremos dejar puertas entreabiertas. Por último, y aunque parezca evidente, debemos aplicar siempre nuestro sentido común. Difícilmente nos tocará un crucero por las Bahamas si no hemos participado en un concurso o nos van a regalar un cheque de Zara de 500€ por dejar nuestro número de teléfono en una web.