movil microsoft

Cuando hace un año Satya Nadella, director general de Microsoft, adquirió su puesto, sugirió que las cosas iban a cambiar y que la movilidad se convertiría en el objetivo principal de sus esfuerzos. Aunque la empresa lleva tiempo intentándolo (un ejemplo es la compra de Nokia por más de 7000 millones de dólares) nunca ha conseguido destacar en el mundo de los smartphones.

Una parte de esta falta de éxito es la singularidad de su sistema operativo. Pese a que Windows siempre ha sido la estrella de ordenadores y portátiles, no ha terminado de cuajar entre los usuarios de teléfonos inteligentes. Android e iOS siempre han ido un paso por delante.

La diferencia se acentúa en el caso de las aplicaciones: las plataformas de los dos primeros atraen a un gran número de desarrolladores que poco o nunca se acuerdan de la tienda virtual de Microsoft. No obstante, los de Redmond han cambiado su táctica para aplicar la máxima de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, añadiéndole “y mejora en lo que puedas su producto”.

En la reciente conferencia BUILD 2015, la firma ha anunciado que las aplicaciones para Android e iOS podrán trasladarse a la décima versión del sistema operativo Windows, que se estrenará este verano. Los proyectos Islandwood (para el sistema operativo de Apple) y Astoria (para Android) permiten esta traducción, facilitando los medios necesarios para ello.

Los desarrolladores tendrán a su disposición una “plataforma universal”. La herramienta incluye un kit completo para portar el código escrito en lenguaje Java de las apps Android y el lenguaje Objective C de Apple.

windows iphone

Pero Microsoft quiere ir un paso más allá, apostando también por la seguridad. No solo podrán utilizarse las aplicaciones que antes solo estaban disponibles en otros móviles, sino que además se atreverá a garantizar que no llenarán tu dispositivo de malware.

Porque si Google Play está cargada de herramientas de todo tipo y origen, también lo está de virus y vulnerabilidades que ponen en riesgo tus datos. Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre las numerosas apps maliciosas de la plataforma, así como de los agujeros en los programas de Apple.

Microsoft conoce bien sus desventajas y no las quiere en Windows 10. Por esto, en conjunción con los dos proyectos ya mencionados, los de Redmond ofrecen la posibilidad de eliminar los ‘bugs’ de las aplicaciones antes de llevarlas a su sistema operativo.

Mediante la misma herramienta “universal”, los desarrolladores pueden analizar fácilmente sus apps en busca de malware para deshacerse de él. Y los exámenes no acaban aquí: una vez listos, los programas tendrán que pasar por un equipo de revisión que les dará el visto bueno definitivo antes de su publicación en la tienda.

Dentro de este último, un grupo de expertos en seguridad analizará de nuevo las herramientas y excluirá a las recién llegadas que escondan algún tipo de software malicioso en su código.

Parece que Microsoft se ha puesto las pilas en materia de seguridad, aunque aún quedan unos meses para comprobar si su iniciativa destaca sobre los esfuerzos de sus competidores. Si no cumple con sus promesas, la plataforma de Windows se convertirá en un nido de ‘bugs’ alimentado desde varios frentes.