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Abres un correo electrónico y descubres que un señor de Nigeria (o de otro remoto país) te ofrece, mediante incoherentes oraciones, un porcentaje de dinero si le ayudas económicamente a cobrar una jugosa herencia. El mensaje puede variar para comunicarte que te ha tocado la lotería sin haberla jugado, que un familiar lejano necesita tu ayuda económica urgentemente o incluso que un veterano de guerra estadounidense quiere esconder una importante suma de dinero en tu casa.

En tu compañía habéis recibido tantas veces este tipo de misivas que ya sabéis que la denominada estafa nigeriana siempre acaba con el destinatario desplumado y sin volver a saber nada de aquel timador que ofrecía cuantiosas recompensas.

Sin embargo, con el paso de los años, la estafa más famosa de Internet se ha visto obligada a reinventarse para continuar defraudando a las empresas utilizando armas  más potentes que un simple correo electrónico o una conversación de Skype.

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Con su nuevo ‘modus operandi’, los ciberdelincuentes logran acceder a cuentas de correo electrónico consiguiendo previamente sus credenciales. Después, identifican las conversaciones relacionadas con operaciones económicas y comienzan una nueva cadena entre compradores y vendedores. De esta forma, consiguen obtener todos los datos bancarios para desviar los pagos de las transacciones en curso a sus propias cuentas.

Uno de las herramientas que utilizan para perpetrar el engaño es un aparentemente inocente documento de Word tras el que esconden programas espía o ‘keyloggers’ para registrar las pulsaciones del teclado y obtener la información que necesitan para sustraer el dinero.

A pesar de que sus métodos no son demasiado sofisticados, la estafa les está funcionando muy bien, con un alcance estimado de más de 2.000 víctimas en más de 50 países. Muestran preferencia por pequeñas y medianas empresas asiáticas, debido a que la lengua materna de los trabajadores no suele ser el inglés (así ocultan sus errores gramaticales, que todavía perduran pese al paso del tiempo) y a que estas compañías carecen de los recursos técnicos propios de las grandes firmas.

Ahora que sabes que los herederos de los populares príncipes nigerianos andan sueltos y que la sencillez de los métodos que utilizan les está dando muy buenos resultados, empieza a tomar precauciones. Garantizar la seguridad de la información confidencial de tu compañía y no fiarte de nadie son las únicas formas de evitar a estos estafadores.